Evy Mages, una reconocida fotoperiodista austriaca, nunca habría imaginado que una búsqueda en internet le revelaría un capítulo tan oscuro de su pasado. En una rápida pesquisa en la web, se encontró con el nombre de una instalación que desencadenó una avalancha de recuerdos reprimidos durante décadas. La casa de color amarillo pálido, ahora convertida en edificio de apartamentos, se erguía como un testigo silencioso de los horrores que albergó en las montañas nevadas de los Alpes austriacos.
Desde su hogar en Estados Unidos, Evy había mantenido cerrado a cal y canto un capítulo doloroso de su vida, incluso de sí misma. Pero ese descubrimiento desató una vorágine de emociones que la llevaron a enfrentarse finalmente a su pasado.
Nacida en Austria en los turbulentos años 60, Evy vivió una infancia marcada por la soledad y el abandono. Criada en hogares de acogida y orfanatos, su periplo la llevó a cruzar un camino plagado de dificultades y traumas. Decidió mudarse a Estados Unidos, jurando no volver jamás a su tierra natal ni pronunciar una palabra de alemán, en un intento desesperado por dejar atrás los recuerdos difíciles.
Pero el pasado siempre regresa, y para Evy, regresó con una fuerza abrumadora. Una dirección familiar en Innsbruck desencadenó una serie de descubrimientos inquietantes. Una palabra en particular, “Kinderbeobachtungsstation” (“Estación de observación de niños”), resonó en su mente como un eco de su tormento pasado.
La Kinderbeobachtungsstation, dirigida por la doctora Maria Nowak-Vogl, fue el escenario de abusos sistemáticos y experimentos crueles con niños vulnerables como Evy. El informe condenatorio de una comisión de expertos reveló el oscuro propósito de esta instalación, que operó durante 33 años como una combinación de hogar de acogida, prisión y clínica de pruebas.
La Dra. Nowak-Vogl, entrenada por los nazis y arraigada en una ideología despiadada, llevó a cabo experimentos aberrantes con los niños, administrándoles fuertes sedantes y una extraña hormona para suprimir sus sentimientos sexuales. Su visión distorsionada de la “normalidad” y su obsesión por corregir a los niños “defectuosos” los convirtieron en sujetos de sus crueles experimentos.
Para Evy, confrontar este pasado oscuro fue un desafío abrumador, pero también liberador. Con el apoyo de su familia, se enfrentó a los fantasmas que la atormentaban desde la infancia, encontrando finalmente la fuerza para compartir su historia con el mundo.
Hoy, a sus 59 años, Evy se aferra a la esperanza y la resiliencia que la han llevado a través de una vida marcada por el dolor y la adversidad. Su valentía para enfrentar su pasado y reclamar su voz es un testimonio conmovedor de la capacidad humana para sobreponerse a la oscuridad y encontrar la luz en medio de la tormenta.
Pobres niños que quedaron a manos de esa mujer 🥺
Dios mio que crueldad en este mundo
Si
😵
Dios