En marzo de 1981, Marianne Bachmeier burló los controles de seguridad del tribunal y, situada detrás del acusado de violar y asesinar a su hija, le disparó siete veces antes de ser detenida por los guardias. “Espero que esté muerto”, dijo.
Se mantuvo inmóvil durante unos segundos antes de sacar una pistola de su bolsillo derecho, apuntar y disparar ocho veces, con una expresión inalterada salvo por la leve presión de sus labios al apretar el gatillo.
De la Beretta M1934 salieron siete balas, una por cada año de la vida de su hija, que impactaron en la espalda de Grabowski; la octava bala se encasquilló. Dos policías reaccionaron entonces, tomándola por los brazos. Marianne, la madre de la niña asesinada, no opuso resistencia y su rostro permaneció inexpresivo. Solo dijo: “¡Cerdo! Mató a mi hija… Quería dispararle en la cara, pero le disparé por la espalda… Espero que esté muerto”.
Klaus Grabowski, un carnicero de 35 años, violador y asesino, agonizaba en el piso del tribunal y murió en menos de dos minutos la mañana del 6 de marzo de 1981.
Los diarios alemanes del día siguiente mostraron la foto de Marianne bajo títulos que la denominaban “la mamá vengadora”.
😭 ella hizo justicia con su propias manos por su niña!
Me disculparan pero yo hubiera hecho lo mismo,un hijo es sagrado para una madre es su corazón entero y si llegasen hacerle algo malo,mamá siempre reaccionara es mi opinion
Dios me perdone por mis pensamientos pero tal vez hubiera actuado igual