Después de un proceso que se extendió por más de una década, el gobierno de Costa Rica ha dado un paso histórico al cerrar los dos últimos zoológicos públicos del país: el Zoológico Simón Bolívar y el Centro de Conservación Santa Ana.
Esta medida, que marca el fin de una era en la conservación animal en Costa Rica, se inició en 2013 con la entrada en vigor de la Ley de Conservación de la Vida Silvestre, que prohíbe mantener animales salvajes en cautiverio.
Aunque estaba programado que los zoológicos cerraran en 2014, una serie de impugnaciones legales retrasaron el proceso hasta hace unos días, cuando las autoridades finalmente comenzaron el traslado de cerca de 300 animales hacia centros de rehabilitación.
El objetivo de este traslado es que los expertos determinen si los animales pueden ser reintegrados a la vida salvaje o si deben ser enviados a santuarios. Entre las especies trasladadas se encuentran cocodrilos, monos araña, un jaguar, un perezoso y tortugas, entre otros.
El ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Franz Tattenbach, explicó que el cautiverio solo se justifica en casos en que los animales no puedan volver al bosque debido a problemas físicos o de comportamiento.
Tras el cierre de los zoológicos, las instalaciones serán transformadas en parques naturales urbanos, marcando un hito en la historia del país al convertirse en el primero en el mundo en no tener zoológicos estatales.
Esta decisión ha sido celebrada por defensores de los derechos de los animales como un acto histórico que marca un nuevo rumbo en la relación entre los seres humanos y la vida salvaje. Aunque aún permanecen abiertos 18 zoológicos privados en Costa Rica, el cierre de los zoológicos estatales representa un paso significativo hacia un futuro donde los animales puedan vivir en libertad.