Una flotilla imponente, encabezada por tres buques de guerra y complementada con la presencia sigilosa de un submarino nuclear, ha llegado a puerto en La Habana, Cuba, en un movimiento estratégico que ha avivado las tensiones en el delicado equilibrio geopolítico del Caribe.
Según los comunicados oficiales de Rusia y Cuba, esta operación naval es un reflejo de las “históricas relaciones de amistad” entre ambos países y se enmarca dentro de la “cooperación internacional” que promueven.
Sin embargo, la proximidad de estos navíos al territorio estadounidense, a escasos 145 kilómetros de la costa este de Florida, ha generado un escrutinio minucioso por parte de Washington, que ha desplegado vigilancia tanto marítima como aérea sobre la flotilla, aunque oficialmente se niega a considerarla una amenaza directa.
Este despliegue naval se produce en un contexto de tensiones exacerbadas entre Rusia y EE.UU. debido al conflicto en Ucrania, lo que ha intensificado las especulaciones sobre las intenciones reales detrás de esta demostración de fuerza. Famil Ismailov, jefe del servicio ruso de la BBC, ha sugerido que esta operación podría ser más una maniobra de propaganda que un movimiento estratégico genuino, señalando varios aspectos que alimentan estas dudas.
A medida que la flotilla rusa se mantiene anclada en La Habana durante los próximos cuatro días, la atención internacional se centra en las implicaciones políticas y militares de este audaz movimiento en aguas caribeñas.
Wao que impresionante