La ancestral dieta bíblica, también conocida como Régimen Aleluya, resurge como una tendencia alimentaria única en su clase, basada en los principios gastronómicos de la época de Jesús.
A diferencia de las dietas contemporáneas, esta práctica milenaria se centra en la ingesta exclusiva de dos alimentos que datan de la era de Jesucristo, desafiando las convenciones modernas sobre la alimentación.
El enfoque de la dieta bíblica trasciende las fronteras religiosas, siendo más que un acto de devoción, es un intento de conectarse con los ingredientes y prácticas culinarias mencionadas en uno de los textos más influyentes de la historia: la biblia.
La arqueóloga culinaria, Tova Dickstein, especialista en la cocina de la antigua Judea, revela que la alimentación en los tiempos bíblicos se caracterizaba por un menú predominantemente vegetariano, con excepción de ciertas celebraciones.
Productos como vino, miel, granadas y aceite de oliva, eran elementos clave en la dieta de la época, utilizados tanto en preparaciones crudas como cocidas, aunque las legumbres, lentejas y cebada solían ser los platos más comunes.
Sin embargo, la dieta de Jesús presentaba variaciones, influenciada por su entorno cercano al Lago Tiberíades, donde el consumo de pescado era prevalente.
Desde la década de los 90, Dickstein ha estado inmersa en la investigación y recreación de la dieta bíblica, utilizando ingredientes como habas, lentejas, trigo y centeno, fundamentales para elaborar panes según las antiguas recetas.
Frutas como dátiles, manzanas, melocotones y ciruelas, introducidas por los romanos, también formaban parte de la dieta, junto con productos estrella como el garbanzo, protagonista de platos como el humus y el falafel.
Las hojas de parra y una variedad de verduras, incluyendo la berenjena, eran utilizadas en la preparación de diversos platos característicos de la región habitada por Jesús.
Elementos básicos como cereales, uvas y aceite de oliva, que eran centrales en las mesas de la época, continúan siendo pilares fundamentales en la gastronomía actual de la región.
A pesar de ser una práctica poco convencional, todavía existen personas que siguen fielmente la alimentación de Jesucristo, abrazando los principios de la dieta bíblica como una forma de conexión con el pasado y una expresión de su fe.