Los incendios forestales asolan Texas, propagándose sin control y desatando una crisis en múltiples frentes. El gobernador Greg Abbott ha declarado el desastre en 60 condados ante la emergencia desencadenada por las llamas.
“El estado de Texas está listo para proporcionar apoyo a nuestros socios locales y desplegar todos los recursos necesarios para proteger a nuestros compatriotas tejanos y sus propiedades”, afirmó Abbott en un comunicado de prensa.
Al menos cuatro incendios forestales peligrosos arden en el noroeste del estado, alimentados por ráfagas de viento y condiciones secas e inusualmente cálidas. El incendio Smokehouse Creek, el más grande, ha consumido más de 101,000 hectáreas y sigue sin contenerse.
Las evacuaciones se han ordenado en áreas de varios condados, incluidos Hemphill y Roberts, donde las llamas amenazan zonas pobladas. Residentes describen escenas apocalípticas mientras luchan por proteger sus hogares y buscan refugio en medio del caos.
Más de 11 millones de personas en el centro y sur de Estados Unidos están bajo advertencias de bandera roja, con condiciones climáticas que avivan el peligro de incendios. Se espera que las condiciones mejoren con la llegada de un frente frío, aunque el pronóstico no ofrece alivio inmediato para los bomberos que combaten las llamas.
