La ciudad de Panamá está viendo un aumento preocupante en la cantidad de personas que viven en la calle. Según estimaciones, entre 500 y 550 individuos deambulan sin hogar por la capital, una cifra que refleja una realidad dolorosa y compleja.
Las calles, como la avenida Frangipani, se han convertido en refugio para cientos de personas desamparadas. Allí, se pueden observar colchones improvisados, mantas y hasta carpas de acampar. La situación es similar en áreas como Curundú, Calidonia y en provincias como Colón.
El sociólogo Fernando Murray señala que este fenómeno es multifacético y dinámico. Factores como conflictos familiares y el consumo de drogas contribuyen a esta condición. El impacto de la pandemia ha exacerbado aún más esta problemática, resultando en un aumento en el número de personas sin hogar.
La socióloga Xiomara Rodríguez destaca la necesidad de realizar un censo para comprender la magnitud del problema y diseñar programas específicos para abordarlo. Propone la rehabilitación y reintegración de estas personas a la sociedad, con especial atención en proporcionar una vejez digna a los adultos mayores que viven en las calles.
La trabajadora social y criminóloga Aída Selles hace hincapié en la importancia de investigar las causas subyacentes de la indigencia y aumentar los recursos disponibles para ayudar a estas personas.
A pesar de los esfuerzos, la respuesta institucional aún parece insuficiente. Aunque se está construyendo un albergue municipal en el corregimiento de Las Garzas con una capacidad para 250 personas y una inversión de más de $3.7 millones, aún queda mucho por hacer.
La Alcaldía reconoce la gravedad de la situación y la necesidad de un enfoque integral que involucre a diversas instituciones para abordar este problema de manera efectiva. Sin embargo, queda por ver si estas medidas serán suficientes para abordar el creciente desafío de la indigencia en Panamá.