El ambicioso proyecto del Canal Internacional de Nicaragua ha resurgido como una alternativa a los recientes atascos en el Canal de Suez y la crisis en el Canal de Panamá. Presentado como “el mayor proyecto de ingeniería civil” de la historia, este canal se proyecta con una longitud de 278 kilómetros, superando al de Panamá y al de Suez. Con una ficha técnica asombrosa, busca permitir el paso de 5.100 barcos graneleros y petroleros anualmente, con tránsitos de 30 horas.
Esta iniciativa, que aspira a competir con el Canal de Panamá, aprovecharía el Gran Lago Nicaragua y contaría con esclusas para facilitar el tránsito entre el Atlántico y el Pacífico.
El proyecto del Canal Internacional de Nicaragua no es nuevo y se remonta a la llegada de los españoles a la región, pero tomó fuerza en la última década. En 2012, el presidente Daniel Ortega anunció su deseo de retomar la idea, que fue respaldada por la aprobación de leyes y la concesión de la construcción a Hong Kong Nicaragua Canal Development (KHND) Group.
A pesar de los contratiempos y controversias, como la falta de financiamiento y la oposición local, el presidente Ortega insiste en llevar adelante esta megainfraestructura.
El debate en torno al canal de Nicaragua ha sido intenso y está marcado por la controversia. El gobierno ha reprimido estas manifestaciones a pesar de las protestas y la oposición, se estima que unas 30.000 que viven en la ruta del canal se verían afectadas por la expropiación de tierras. Organizaciones como Amnistía Internacional han criticado la respuesta de las autoridades ante estas movilizaciones, señalando que el proyecto impactaría negativamente en miles de nicaragüenses.
Por otro lado, los defensores del canal resaltan su potencial impacto económico y las ventajas que traería para el país y el comercio mundial. Argumentan que el proyecto abriría nuevas oportunidades de desarrollo y facilitaría el transporte marítimo entre Asia, Europa y los puertos de la costa este de Estados Unidos. Sin embargo, las preocupaciones sobre los derechos humanos y el impacto ambiental continúan siendo objeto de debate y críticas.
Aunque el proyecto enfrentó dificultades en el pasado y no se concretó en el plazo previsto, sigue siendo una posibilidad para el futuro del transporte marítimo global.
