La primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, ha abandonado el país en medio de una crisis sin precedentes, dejando a los militares al mando de un gobierno provisional. La huida de Hasina, tras 15 años en el poder, marca un giro dramático en la turbulenta situación política del país.
Multitudes celebraron el lunes en las calles de Daca, ondeando banderas y bailando sobre un tanque en medio del caos que ha definido más de un mes de violentas protestas antigubernamentales. La tensión alcanzó su punto culminante el domingo, cuando casi 100 personas murieron durante disturbios que dejaron la nación en un estado de conmoción.
El general Waker-Uz-Zaman, jefe del ejército, anunció en un mensaje a la nación que Hasina había dimitido y que se instauraría un “gobierno provisional” para restaurar el orden. En su declaración, Waker destacó la necesidad de poner fin a la violencia y restablecer la calma.
Hasina, apodada la Dama de Hierro, había intentado sofocar las manifestaciones con mano dura, pero finalmente se vio forzada a huir en helicóptero tras una jornada de violencia. La resistencia de los manifestantes fue tan intensa que lograron ingresar a su residencia oficial y derribar una estatua de su padre, el héroe de la independencia, el jeque Mujibur Rahman.
La crisis comenzó a principios de julio con protestas contra un sistema de cuotas en el empleo público. Aunque el gobierno intentó suavizar el sistema, las manifestaciones se intensificaron y exigieron la dimisión de Hasina. Con más de 300 muertos desde el inicio de las protestas, el conflicto se ha convertido en un enfrentamiento brutal entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
El general Waker-Uz-Zaman instó a los estudiantes y a la población a colaborar en el proceso de estabilización. Sin embargo, la situación sigue siendo volátil, con enfrentamientos continuos y una sociedad profundamente dividida.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación el desenlace de esta crisis política, que ha llevado a Bangladés al borde del colapso y ha puesto en evidencia las profundas fracturas en la nación surasiática.
