Cada cifra cuenta una historia desgarradora. Según el informe más reciente de UNICEF, más de 230 millones de mujeres y niñas en el mundo han sido víctimas de mutilación genital femenina. Esta alarmante cifra revela un aumento de 30 millones desde el año 2016, evidenciando la persistencia de una problemática que afecta a mujeres de diversas edades y geografías.
La mayoría de estos casos se concentran en África, donde alrededor de 144 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilación genital femenina. Sin embargo, la problemática se extiende más allá de este continente, alcanzando a aproximadamente 80 millones en Asia y otros 6 millones en Oriente Medio. Somalia encabeza la lista, con el 99% de mujeres entre 15 y 49 años sometidas a esta práctica, conocida también como circuncisión femenina.
Detrás de cada número hay una historia de dolor y consecuencias graves. La mutilación genital femenina, erróneamente asociada al control de la sexualidad femenina, puede causar hemorragias, infecciones urinarias, problemas menstruales y complicaciones en el parto. A largo plazo, provoca dolor, disminución de la satisfacción sexual, depresión y trastorno de estrés postraumático.
UNICEF ha intensificado sus esfuerzos para concientizar sobre la gravedad de esta práctica y movilizar recursos para implementar medidas preventivas. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos, ya que la práctica persiste debido a normas culturales arraigadas y a la falta de acceso a la educación en muchas comunidades.
En su compromiso por cambiar la situación, la organización enfoca sus esfuerzos en impulsar cambios culturales y educativos. Trabaja con comunidades locales para desafiar las creencias perjudiciales asociadas a la mutilación genital femenina y promover la igualdad de género. Además, busca fortalecer los sistemas educativos para proporcionar a las niñas y mujeres las herramientas necesarias para resistir y rechazar esta práctica.
La lucha contra la mutilación genital femenina no puede librarse solo. UNICEF aboga por una colaboración global que involucre a gobiernos, organizaciones no gubernamentales, líderes comunitarios y ciudadanos. Solo a través de un esfuerzo colectivo y una conciencia global se puede esperar poner fin a esta violación de los derechos fundamentales de las mujeres.
El informe de UNICEF destaca la gravedad de esta situación, pero también subraya la esperanza que reside en la acción colectiva. La erradicación de esta práctica dañina requiere un compromiso global, cambios culturales profundos y una inversión sostenida en la educación y el empoderamiento de las mujeres.
UNICEF, junto con sus aliados, continúa trabajando incansablemente para un futuro donde ninguna mujer o niña tenga que sufrir las consecuencias devastadoras de la mutilación genital femenina.
