Un verdadero escándalo ha salido a la luz en la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi). Su planilla revela una situación insólita y alarmante: varios de sus colaboradores, en su mayoría profesores, perciben sueldos que superan los $7,000 mensuales, equiparándose con el salario del presidente de la República.
Con una plantilla de 2,000 empleados, entre personal administrativo y docente, 219 de ellos reciben salarios que alcanzan o exceden los $7,000, lo que genera un gasto colosal para la institución de aproximadamente $1.5 millones al mes. Esto significa que solo en sueldos para este selecto grupo, la universidad desembolsa $18 millones al año.
El colmo del exceso se refleja en los seis colaboradores que ganan más de $9,000 al mes, 16 que superan los $8,000 y otros 197 que perciben más de $7,000. Esta desmesura ha encendido el debate sobre la correcta distribución de recursos dentro de la universidad.
El diputado independiente Betserai Richards no ha guardado silencio y ha criticado duramente lo que considera una institución “politizada”. Desde la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional, de la cual es miembro, Richards ha solicitado una auditoría forense a la Contraloría General de la República para esclarecer si estos elevados salarios están realmente justificados.
Richards también subrayó la injusta disparidad en la asignación de fondos públicos. Mientras la Unachi recibió un presupuesto de $108 millones para 2024, el Instituto Oncológico Nacional, una institución vital para la salud del país, recibió apenas $70 millones. Esta marcada diferencia pone en evidencia una posible mala gestión de los recursos del Estado, lo que ha causado indignación entre los ciudadanos, cuyos impuestos financian estos sueldos desmedidos en la Unachi.
