El desafío de reducir la producción de plástico a nivel mundial ha cobrado mayor relevancia en las últimas décadas, en medio de crecientes preocupaciones sobre el impacto devastador que este material tiene en el medio ambiente y la salud humana. En este contexto, representantes de Ruanda y Perú han presentado una audaz propuesta durante las reuniones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ottawa, Canadá: reducir la producción de plástico primario en un 40% para el año 2040.
La propuesta, aunque ambiciosa, refleja la urgencia de abordar este problema global que afecta a todas las naciones. Sin embargo, su implementación enfrenta desafíos considerables, ya que aún se están debatiendo y revisando los detalles y los medios para lograr este objetivo.
Según estudios recientes, el consumo de plástico continúa en aumento, y se proyecta que las cifras se tripliquen para el año 2050. Actualmente, el mundo produce aproximadamente 380 millones de toneladas de plástico al año, una cifra que supera con creces nuestras capacidades de reciclaje y gestión de residuos, como afirmó Juliet Kabera, representante ambiental de Ruanda.
Para Ruanda y Perú, es crucial que el tratado resultante establezca límites claros sobre la cantidad de plástico utilizada en cada país, con el objetivo de evitar la sobreproducción y minimizar el impacto ambiental y sanitario asociado con este material contaminante.
Este esfuerzo por reducir la producción de plástico se suma a los compromisos existentes, incluido el Acuerdo de París, que establece metas para combatir el cambio climático. Es fundamental que estas iniciativas trabajen en conjunto para abordar los desafíos interrelacionados del cambio climático y la contaminación por plástico.
La gravedad de la contaminación por plástico se hace evidente al considerar que una sola botella de agua de un litro puede contener hasta 240,000 partículas microscópicas de plástico. Además, recientes estudios han encontrado microplásticos en todas las muestras de placentas humanas analizadas, subrayando la urgencia de abordar este problema desde una perspectiva global y colaborativa.
A medida que se continúa el debate sobre la propuesta presentada por Ruanda y Perú, es importante reflexionar sobre nuestro propio consumo de plástico en la vida cotidiana. Cada acción individual cuenta en la lucha por un mundo más limpio y sostenible, y reducir nuestro uso de plástico es un paso crucial en esa dirección.