El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha emitido un informe reciente sobre Panamá, enfatizando que el país sigue enfrentando serias vulnerabilidades frente a amenazas externas de lavado de dinero. A pesar de los esfuerzos significativos para fortalecer las regulaciones financieras y combatir el financiamiento al terrorismo, el FMI advierte que es crucial intensificar los controles existentes y proponer nuevas medidas preventivas.
En particular, el FMI insta a Panamá a expandir y abrir el Registro Único de Beneficiarios Finales (RUBF) para mejorar la transparencia y facilitar una supervisión más efectiva. Además, subraya la necesidad urgente de disolver y liquidar las numerosas empresas que están suspendidas en el registro público, un proceso que según el FMI debe ser más ágil y efectivo para evitar posibles abusos financieros.
Aunque reconoce los avances significativos que llevaron a Panamá a ser excluido de la lista gris del Grupo de Acción Financiera (GAFI), el informe recalca que el entorno económico dolarizado y el sector financiero abierto del país siguen siendo puntos críticos de vulnerabilidad. Estas características hacen que Panamá sea susceptible de ser utilizado para lavar dinero y otras actividades ilícitas a través de arreglos legales y corporativos complejos.
El FMI también hace hincapié en la importancia de fortalecer la supervisión no solo en el sector financiero, sino también en las estructuras corporativas como fundaciones de interés privado, fideicomisos y sociedades de responsabilidad limitada, que históricamente han mostrado niveles de riesgo significativos en términos de lavado de dinero.
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