Las fuertes lluvias que inundaron partes de Dubai el pasado martes han generado interrogantes sobre el programa de siembra de nubes de los Emiratos Árabes Unidos. A pesar de las afirmaciones de los funcionarios del Centro Nacional de Meteorología de que las lluvias no fueron causadas por la siembra de nubes, algunos se preguntan si este programa tuvo algún impacto en el clima extremo.
La siembra de nubes es un método de modificación meteorológica que busca aumentar la cantidad de lluvia o nieve que una nube produce de forma natural. Utiliza aviones para dispersar partículas como yoduro de plata en las nubes, con la esperanza de estimular la formación de gotas de agua o cristales de hielo que eventualmente caerán como precipitación.
Aunque este método ha sido utilizado durante décadas, su eficacia sigue siendo cuestionada. Determinar el impacto real de la siembra de nubes en las precipitaciones es extremadamente difícil, ya que los estudios han enfrentado desafíos para demostrar su efectividad de manera concluyente.
El reciente diluvio en Dubai ha vuelto a poner en tela de juicio la efectividad de la siembra de nubes y sus posibles consecuencias. Si bien puede parecer una solución a la escasez de agua en algunas regiones, también plantea preocupaciones sobre la redistribución desigual de la precipitación y el posible aumento de la aridez en otras áreas.
Independientemente de si la siembra de nubes desempeñó un papel en las inundaciones de Dubai, es evidente que el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos en todo el mundo. Las lluvias torrenciales son cada vez más comunes y pueden tener impactos devastadores, destacando la necesidad de una gestión cuidadosa de los recursos hídricos y la preparación para eventos climáticos extremos en el futuro.