El gobierno canadiense ha intensificado sus esfuerzos para admitir a más inmigrantes con formación en el sector de la construcción en un intento por abordar el creciente déficit de viviendas en el país. Datos recientes revelan un aumento del 29% en la entrada de residentes permanentes con cualificaciones en oficios durante el primer trimestre de este año, una señal positiva de que el programa de inmigración específica está teniendo un impacto significativo.
Si bien esta medida es una respuesta directa a la urgencia del gobierno por aumentar la construcción de viviendas, aún no es suficiente para satisfacer la ambiciosa meta del primer ministro Justin Trudeau de agregar 3,9 millones de viviendas para el año 2031. Sin embargo, es un paso importante hacia la dirección correcta, especialmente considerando la creciente ansiedad por la falta de vivienda y la disminución de la popularidad de Trudeau.
Marc Miller, ministro de Inmigración, ha destacado la importancia de alinear las nuevas políticas de inmigración con las necesidades laborales del sector de la construcción. El lanzamiento de un programa selectivo de selección de recién llegados especializados en oficios en agosto pasado fue un paso significativo en esa dirección.
Aunque esta política no resolverá por completo la escasez de viviendas en Canadá, representa un enfoque innovador para abordar un dilema común en muchas economías desarrolladas: la necesidad de más inmigrantes para impulsar la construcción de viviendas y restaurar la asequibilidad.
Según el Royal Bank of Canada, Canadá podría necesitar más de 500,000 trabajadores adicionales en el sector de la construcción para satisfacer la demanda de viviendas hasta 2030.
Sin embargo, el sistema de inmigración basado en puntos de Canadá tiende a favorecer la educación universitaria y el dominio del idioma sobre las habilidades comerciales, lo que coloca a los trabajadores calificados en oficios en desventaja.
A pesar de los desafíos, el aumento proyectado en la admisión de inmigrantes con habilidades comerciales es un paso significativo hacia la resolución de la crisis de vivienda en Canadá.
Si bien es fundamental para el gobierno mantener este impulso y adoptar medidas adicionales para acelerar la construcción de viviendas, la actual iniciativa representa un compromiso serio para abordar un problema que ha afectado a comunidades de todo el país.